La expresión Guerra Fría apareció en 1947 en un discurso senatorial en Estados Unidos y se generalizó rápidamente por su poder descriptivo de una situación de tensión, carrera armamentista y ausencia de confrontación militar directa. El hecho que esa situación se prolongara en el tiempo explica las interpretaciones de la Guerra Fría como un resultado lógico de la segunda guerra. Sin embargo, existieron visiones contrapuestas sobre el orden de posguerra lo que demuestra que la historia no es nunca lineal y hasta qué punto es errónea la interpretación de la Guerra Fría como un desarrollo inevitable. Una revisión de las controversias que se suscitaron al final de la Segunda Guerra revela que había posturas alternativas. Una línea muy fuerte de pensamiento enfatizaba la cooperación de Estados Unidos y la Unión Soviética y pasaba por varios temas de coincidencia, entre otros la disolución de los antiguos imperios coloniales. Esta postura fue defendida por el presidente Roosevelt y luego de su muerte tuvo su principal vocero en Henry Wallace, vicepresidente durante el tercer término presidencial de Roosevelt y Ministro de Comercio en la Administración Truman. Según Wallace, las políticas de la Guerra Fría eran una manifestación de paranoia y una amenaza para la paz porque estaban destinadas a crear en la Unión Soviética el mismo sentimiento de cerco que había caracterizado el período de entreguerras. Wallace llevó sus diferencias hasta el grado de la crítica pública a la política exterior y su disidencia terminó con el pedido de renuncia que le transmitió Truman.
En la margen opuesta, a partir de 1946 se produjo la elaboración del pensamiento estratégico que dio origen a la llamada Doctrina de Contención del Comunismo. En ella tuvo un papel protagónico quien entonces se desempeñaba como Ministro Consejero en la Embajada de los Estados Unidos en Moscú, un estudioso de la historia diplomática moderna George Frost Kennan. Con diversos matices en el análisis existe acuerdo entre los historiadores en cuanto a considerarlo el creador de la doctrina de la contención que rigió las relaciones internacionales por más de 40 años. El punto de partida fue una consulta de un funcionario del Tesoro a la embajada en Moscú acerca de las reticencias de los soviéticos en el Banco Mundial. La respuesta fue el famoso Telegrama Largo que alcanzó la cifra insólita de 8000 palabras, enviado el 22 de febrero de 1946. En él se exponía una evaluación de la psicología del régimen soviético y contenía una serie de principios que debían guiar la conducta hacia el Kremlin. El supuesto básico en el planteamiento de Kennan era la imposibilidad de la coexistencia con el régimen soviético debido a la naturaleza misma del régimen y de la ideología que lo sustentaba.
Estas ideas tuvieron una elaboración sistemática en un ensayo firmado por un misterioso Mr. X, publicado en Foreign Affairs en Julio de 1947 con el título “Las fuentes de la conducta soviética.” Por una filtración periodística se supo que X era nada menos que Kennan, ya por entonces al frente de una oficina de planeación de política exterior en el Departamento de Estado. En ese texto, que Herny Kissinger llama la “biblia” de la política de contención, Kennan proponía “los principales elementos de cualquier política de los Estados Unidos hacia la Unión Soviética deben ser en el largo plazo los de una paciente pero firme y vigilante contención de las tendencias expansionistas rusas.” Sin embargo, el pensamiento de Kennan era eminentemente político: en su ensayo y en otras obras que publicó posteriormente, insistió en que el desafío soviético era de carácter político y por ello requería de respuestas políticas y no militares. Escribió en 1948: “... sospecho de la fuerza militar como medio para contrarrestar la ofensiva política que debemos enfrentar actualmente con respecto a los rusos.” La pieza central de esa estrategia debía ser la reconstrucción económica de Europa para restablecer el equilibrio en el mundo. Así quedaba sentada la base del plan Marshall anunciado públicamente en junio de 1947.
En la visión estratégica propuesta por Kennan se definían varias áreas del mundo que Estados Unidos no debía permitir que cayeran en manos soviéticas. Esas áreas eran: los territorios de la comunidad atlántica incluyendo Canadá, Groenlandia e Islandia, Escandinavia, las Islas Británicas, Europa Occidental, Marruecos, la costa occidental de Africa y Sudamérica; los países del Mediterráneo y Medio Oriente hacia el este incluyendo a Irán; y Japón y Filipinas. Curiosamente este hombre con una postura tan claramente antimarxista habría de encontrar su nombre registrado en las listas de sospechosos de comunismo elaborada por el Senador Joseph Mc Carthy.
A pesar de Kennan, la definición militar de la contención se impuso sobre la política en el curso de los acontecimientos. El monopolio de la bomba atómica por Estados Unidos alimentaba la autoconfianza. El desarrollo de movimientos guerrilleros en Grecia y la inestabilidad en Turquía plantearon a comienzos de 1947 el primer problema práctico de la contención. Gran Bretaña hizo saber que no podría continuar brindando asistencia financiera a esos países. Luego de alguna discusión, el Congreso de los Estados Unidos aprobó el Plan de Ayuda a Grecia y Turquía justificándolo como parte de la lucha global entre democracia y dictadura. Esa medida fue seguida del mensaje de Truman de fecha 12 de marzo de 1947, conocido como la Doctrina Truman.
Sin embargo, en 1949 los soviéticos detonaron su primera arma nuclear. Ese fue el inicio de lo que Raymond Aron y el historiador Jean-Baptiste Duroselle denominaron el “equilibrio del terror”, una situación en la cual ambos superpoderes se embarcaron en una carrera de armamentos nucleares no para ganar la guerra sino para disuadir al adversario. La explicación de esta situación se encuentra en un hecho tecnológico: el nuevo armamento había superado los límites conocidos de destrucción. El miedo a que la capacidad de respuesta del otro fuera lo suficientemente rápida como para destruir al agresor generó un acuerdo tácito de no utilizar las armas nuevas.