5) La “resurrección” de la sociedad civil y el “optimismo” democrático.
La movilización popular resultó una de las condiciones fundamentales
para profundizar la liberalización del régimen dictatorial. A
través de dicha movilización, la sociedad civil recuperó la
confianza en sus propias fuerzas, superó el miedo y se reorganizó a
través de viejos y nuevos movimientos sociales. El 1º de mayo de
1983 se realiza una multitudinaria concentración de cerca de 100 mil
personas realiza frente al Palacio Legislativo convocada por el Plenario Intersindical
de los Trabajadores (PIT); la multitudinaria marcha de la Semana del Estudiante,
organizada por ASCEEP en la primavera del ‘83; 400 mil uruguayos se reúnen
en el Obelisco el domingo 27 de noviembre de 1983, concentración recordada
como “el Río de libertad”. El paro cívico tiene lugar
el 18 de enero de 1984, primer paro general realizado en 11 años. La
recolección de firmas encabezada por la Federación Uruguaya de
Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua (FUCVAM) para derogar la ley 15.501.
El fin de la intervención de la Universidad y la restitución
de los decanos y órganos de co-gobierno se inicia el 22 de agosto de
1984.
6) La reorganización
de la oposición a través de instancias de coordinación y
unidad. La máxima expresión de ello es la Concertación Nacional
Programática, instalada el 4 de setiembre de 1984 e integrada por la Multipartidaria:
el Partido Colorado, Partido Nacional, Frente Amplio, Unión Cívica,
y los grupos que forman parte de la Intersocial: PIT-CNT, ASCEEP-FEUU, FUCVAM,
SERPAJ, así como representantes de las gremiales empresariales, de comercio
y rurales (excepto la Asociación de Bancos). Los candidatos presidenciales
de los cuatro partidos firmarán los acuerdos de la CONAPRO el 16 de noviembre
de 1984.
7) No obstante
los avances de este proceso liberalizador, la recuperación de la democracia
en el Uruguay no estuvo exenta de la represión del régimen dictatorial.
Por el contrario: En 1981 se producirán las detenciones y desapariciones
de Juan Américo Soca, Félix Ortiz y Antonio Paitta y, al comenzar
1982, de Miguel Mato Fagián, estos tres últimos dentro de una ofensiva
represiva desatada contra el Partido Comunista, de la que también formarán
parte las detenciones, torturas y procesamiento de 25 militantes de la Unión
de la Juventud Comunista (3 a 13 de junio de 1983); La detención y secuestro
en Porto Alegre, en un operativo coordinado entre fuerzas represivas de Uruguay
y Brasil, el traslado ilegal al país, la tortura y procesamiento de los
militantes del Partido por la Victoria del Pueblo, Lilián Celiberti y
Universindo Rodríguez; el operativo represivo contra la Colonia San Javier
y la muerte por torturas del Dr. Vladímir Roslik (16 de abril 1984) en
el Batallón de Infantería Nº 9 con asiento en la ciudad de
Fray Bentos; el reintegro al Penal de Libertad de los 9 dirigentes del MLN que
estuvieron de “rehenes” durante 11 años (12 de abril 1984)
y la muerte de uno de ellos en el Hospital Militar sin ver la libertad, Adolfo
Wassen Alaniz (17.11.1984); El permanente arresto a dirigentes y convencionales
del Partido Colorado y el Partido Nacional, incluido Wilson Fererira Aldunate
y Juan Raúl Ferreira. Los dirigentes políticos del Partido Colorado
y del Partido Nacional, excepto Wilson, serán desproscritos recién
el 12 de noviembre de 1983.
8) La Solidaridad internacional para con la lucha del pueblo uruguayo y la liberación
de los presos políticos fue también una constante durante la transición:
el arribo a Montevideo del Rey de España Juan Carlos I y su reunión
con dirigentes políticos opositores; la visita Montevideo una delegación
de matemáticos que pide la libertad del Ing. y dirigente del PCU, José Luis
Massera, y otros ejemplos.
9) Por otro
lado, es necesario señalar dos aspectos de la debilidad del régimen
cívico-militar: la crisis económica y la consiguiente oposición
a sus políticas de los influyentes sectores de ganaderos y empresarios.
Así, la segunda crisis del petróleo tuvo lugar a fines de los años ’70
y los Estados Unidos impusieron nuevas barreras a las exportaciones no tradicionales
(por ejemplo al calzado); en noviembre de 1982 el peso uruguayo se derrumbó,
se rompió la Tablita y las empresas y los particulares que habían
contraído deuda en dólares no las pudieron pagar, produciendo la
crisis bancaria; finalmente, la caída del peso argentino (1981-1982),
disminuyó la corriente turística y favoreció el comercio
inverso. La segunda debilidad del régimen es política, y está ejemplificada
en la incapacidad de traducir el apoyo social en una expresión política
que subsistiera luego del régimen mismo. En ese sentido, todos los intentos
de constituir un “Partido del Proceso” fracasaron.