( III ) La dictadura como régimen político-estatal.
b) La represión. Como hemos dicho, una de las características
distintivas de las dictaduras instaladas en el Cono Sur de América
Latina en los años ’60 y ’70 del siglo pasado es la represión
a gran escala, el carácter masivo y serial de la misma, dirigida a
grandes colectivos humanos y a la vigilancia de la población en su
conjunto. La autodenominada para el Estado “guerra interna”,
define un tipo particular de guerra que el mismo Estado declara a sectores
particularizados, estigmatizados y penalizados dentro de la propia sociedad
uruguaya, es decir, “hermanos de sangre”, conciudadanos que pasan
a ser considerados como “enemigos internos”.
La identificación del “enemigo interno” como “delincuente
común”, tiende a equiparar la guerra contra la subversión
a la “lucha contra el hampa”. Y, a través de ello, borrar
los parámetros convencionales y hasta éticos del enfrentamiento
bélico convencional. Esta “policialización” de
la guerra y de las funciones de las Fuerzas Armadas permite la transformación
de la “guerra interna” en “guerra sucia” (sobre todo
entre fines de 1975 y 1978), la segunda etapa o transformación del
régimen en verdadero “terrorismo de Estado”.
Por eso mismo, entre otros indicadores, el gobierno uruguayo de la época
no respetará las Convenciones internacionales de Ginebra que había
firmado para el tratamiento de prisioneros de guerra, a quienes trata como
simples delincuentes comunes.
La represión
se desenvuelve ininterrumpidamente entre 1973 y 1985, pero es avanzada por
la represión desplegada por el Estado uruguayo en los años ’60
y principios de los ’70, bajo medidas prontas de seguridad, militarización
de obreros, bancarios y funcionarios públicos y hasta suspensión
temporaria de garantías individuales. Entre 1973 y 1974, el eje represivo
es el movimiento sindical nucleado en la CNT, que había organizado la
huelga general y continuaba con la campaña por la reafiliación
sindical. En 1974 hay una importante represión a miembros del MLN que
habían reingresado a Uruguay, y también en Buenos Aires. Desde
el 20 de octubre de 1975 y hasta marzo de 1976, se desarrolla la Operación “300
Carlos”, la detención de más de 300 integrantes del Partido
Comunista y la Unión de la Juventud Comunista en el centro clandestino
de reclusión conocido como la “Casa de Punta Gorda” o “Infierno
Chico”, en Rambla República de México, y en los galpones
del Servicio de Material y Armamento del Ejército, a los fondos del
Batallón Nº 13.
Desde abril, y particularmente entre junio-julio de 1976, tiene lugar la
represión en Buenos Aires y en el centro clandestino de reclusión “Automotoras
Orletti” del Partido por la Victoria del Pueblo; en setiembre-diciembre
del mismo año transcurre la segunda oleada contra el PVP. Aquí debemos
considerar la desaparición de más de 22 militantes, traídos
desde Argentina en forma clandestina en el llamado “Segundo vuelo”,
sin poderse determinar aún su destino final. También en el
año 1976 se producirá el secuestro y muerte de los legisladores
Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz en Buenos Aires así como
del matrimonio integrado por los ex miembros del MLN (tendencia “Nuevo
Tiempo”): Rosario Barredo y William Whitelaw y, un día antes,
la desaparición del dirigente comunista, Dr. Manuel Liberoff. También
1976 será el año de la aparición de más de 20
cadáveres mutilados en distintos puntos de la costa uruguaya; la detención,
secuestro en la Embajada de Venezuela y desaparición de la maestra
Elena Quinteros así como el secuestro, traslado desde Buenos Aires
y desaparición de María Claudia García de Gelman,
y apropiación de su hija recién nacida Macarena.
El año
1977 es la ofensiva represiva con su secuela de desaparecidos contra los
Grupos de Acción Unificadora (GAU) en Montevideo y Buenos
Aires y, en esta última ciudad, también contra los integrantes
de las Agrupaciones de Militantes Socialistas, del MLN, y del Partido Comunista
Revolucionario, integrantes de la Unión Artiguista de Liberación
(UAL). En 1979, 1981-1982 y 1983, se sucederán oleadas represivas
contra el Partido Comunista y la Unión de la Juventud Comunista, así como
contra dirigentes del Plenario Intersindical de los Trabajadores (PIT); también
contra el Partido Nacional, especialmente contra su grupo mayoritario “Por
la Patria” y su líder Wilson Ferreira Aldunate, encarcelado
en un cuartel cuando regresa al país desde Buenos Aires.