( III ) Algunas explicaciones teóricas funcionales acerca de la crisis de la democracia y la implantación de las dictaduras
1-Teoría
de la gobernabilidad o ingobernabilidad de las democracias:
Esta teoría fue sistematizada en 1973 por la Comisión Trilateral,
dirigida por Samuel Huntington. Al describir los problemas de las democracias
emergentes después de la 2ª Guerra Mundial, señala como
disfunciones intrínsecas a dicho régimen:
1º) el aumento de las demandas a los gobiernos debido a que la participación política masiva implica una “sobrecarga de tareas en el gobierno” y la consiguiente expansión del aparato y funciones del Estado.
2º) La intensificación de la competencia política en democracia lleva a una disgregación de los intereses colectivos y a la fragmentación de los partidos políticos, a la vez que al debilitamiento de la autoridad del gobierno y a la pérdida de confianza en el liderazgo. Ello promueve una “democracia anómica”, sin entusiasmos, donde las instituciones son aceptadas pero no alabadas.
3º) Esas múltiples fuentes de poder actúan en contra de la construcción de un consenso como eje de la política democrática. La política ha dejado de ser un ámbito para la elaboración de propósitos comunes y la agregación de intereses en conflicto. De allí que, concluye la Trilateral: “Gobernable y democracia son conceptos en conflicto. Un exceso de democracia significa un déficit en la gobernabilidad” del Estado. Para esta visión conservadora, menos democracia o la elitización de la política, asegura la mayor gobernabilidad del sistema en su conjunto.
2 - El “pretorianismo
de masas” (Samuel Huntington):
Los sistemas políticos pretorianos vendrían a ser aquellos sistemas
con bajos niveles de institucionalización y organización y altos
niveles de participación y movilización. Como la estabilidad
política depende de la relación entre instituciones y participación,
cuando las organizaciones no resultan aptas para canalizar la movilización
activa de la población, el sistema se desestabiliza, y tampoco resulta
posible elaborar una noción de “bien común”. Ante
esa ausencia de instituciones efectivas y los intereses fragmentados, las fuerzas
movilizadas utilizan métodos propios y actúan directamente en
la arena política, sin objetivos comunes, mediaciones orgánicas
ni acuerdos formales sobre los métodos a emplear para dirimir los conflictos.
3 - La
oposición leal, semileal, desleal (Juan Linz):
Linz retoma el concepto de “legitimidad” de Max Weber, resaltando
que la crisis en las creencias que fundamentan la legitimidad
de las instituciones es un factor de crisis institucional. Dice Linz: “La
caída de un sistema es normalmente el resultado de un cambio de la lealtad
de los ciudadanos que se sentían verdaderamente comprometidos con el
sistema”. Ello, unido a la ineficacia (la incapacidad
para encontrar soluciones a problemas básicos) e inefectividad del
régimen político (la incapacidad para poner en práctica
las medidas resueltas), alienta la búsqueda de salidas o alternativas “por
fuera” o “contra” o “anti” el sistema establecido.
Linz apela
a los conceptos de “lealtad”, “semilealtad” y “deslealtad” para
explicar los comportamientos políticos y la caída de las democracias.
Algunos rasgos de la lealtad son: el compromiso de llegar
al poder sólo por medios electorales; rechazar claramente la retórica
y el uso de medios violentos; rechazar los contactos secretos con la oposición
desleal y toda apelación no constitucional a las FF.AA.; tener la voluntad
de entregar el gobierno incondicionalmente. Los grupos desleales (o
grupos antisistema para Giovanni Sartori) cuestionan la existencia del régimen
en su conjunto o defienden la democracia pero con métodos antidemocráticos;
tratan de ejercer una presión directa y emplean medios violentos con
fines desestabilizadores. La conducta semileal es más
difícil de definir, y generalmente se conoce a posteriori de los hechos.
Un indicador de esta conducta para Linz, es su tendencia a disculpar o tolerar
las acciones que van más allá de los límites de la conducta
democrática; no denunciar los métodos violentos por acordar en
los fines de quienes practican la violencia, etc.
-La violencia es otro fenómeno que juega un papel muy importante en la caída de la democracia, ya que: limita la eficacia del sistema y la pérdida de legitimidad del gobierno. Un elemento deslegitimador del gobierno es cuando la decisión de usar la fuerza no puede ser tomada sólo por las autoridades políticas electas sino que requiere la consulta y aprobación de las Fuerzas Armadas: “Una de las más serias consecuencias de la pérdida del gobierno del monopolio de las Fuerzas Armadas fue la dependencia en el Ejército para una teoría del orden interno. El alto mando militar quedó así incluido en el proceso de toma de decisiones relacionadas con la oposición desleal armada”, dice Linz.