Medio Siglo de Historia

EXPLICACIONES DE LA CRISIS (II)

( II ) Algunas explicaciones sistematizadas en el Uruguay pos-dictadura sobre la crisis pre-dictadura: Germán Rama, Luis Eduardo González, Francisco Panizza, Carina Perelli-Juan Rial.

Germán Rama y la crisis de la “sociedad hiperintegrada”.

-Podríamos sintetizar la propuesta explicativa de Germán Rama en su influyente libro “La democracia en Uruguay”, de la siguiente manera: La existencia en el Uruguay de un “proyecto innovador” vinculado a la figura de José Batlle y Ordoñez, ejecutado desde el Estado y que contemplaba cuatro dimensiones: la dimensión de la Nación; la dimensión del desarrollo; la dimensión de la modernización social y la dimensión política. Dicho proyecto innovador entra en crisis en 1929, y ello se confirma con la caída de las instituciones en 1933 y la dictadura de Terra.
-Luego del proyecto innovador y su crisis, se produce la “imitación del propio modelo”, asociado al nombre de Luis Batlle y su proyecto democrático-industrializador. A fines de los años ’50 se ingresa en una etapa de estancamiento económico y de ausencia de imágenes y proyectos nuevos, que modificaran la situación y superaran la etapa neobatllista de “imitación del modelo”.
Ello determina, siempre en palabras de Germán Rama, la crisis de la “sociedad hiperintegrada”. La falta de análisis crítico del modelo en crisis y la incapacidad de elaborar alternativas a la crisis significa la confirmación del statu quo. Si la élite política construyó la sociedad desde el Estado, ahora, como parte de la crisis del proyecto innovador, la sociedad pasaba a invadir y controlar el Estado a través de un conjunto de reivindicaciones particularistas. El sistema político se transformó en un mercado de negociación entre los distintos grupos de la sociedad civil pero sin medios ni instrumentos para canalizar las demandas debido al estancamiento económico-productivo. Los continuos compromisos entre partidos, fracciones y grupos sociales exhacerbó los comportamientos corporativos de la sociedad.
-Estas tendencias negativas van a incidir en la crisis del sistema político a través de varios indicadores: -divisiones entre (y en) el interior de los partidos tradicionales; clientelismo político; erosión del consenso; deterioro de la capacidad de articulación. El resultado, según Rama, es que las demandas ya no se canalizan más por el sistema político sino a través de métodos sindicales de lucha y el aumento de la presión para obtener objetivos cada vez más reducidos, sin que ello representara ningún cambio estructural. En forma inorgánica la sociedad “asaltó el Estado”, ocupando “el espacio político que antes habían acaparado las mediaciones de los partidos tradicionales”. Así, la lógica de la sociedad civil se tornó incompatible con la lógica del desarrollo, concluye Rama.
-Otro argumento importante que maneja Rama en la explicación de la crisis uruguaya es lo que llama: el pasaje del centrismo aparente de la sociedad a la multipolarización, una sociedad llena de antagonismos y dominada por la violencia. La hiperintegración nacional, es decir, el consenso en torno a maneras de ser, pensar y hacer, va dejando paso a la internacionalización de las violencias en mano de grupos e ideologías desarrolladas en el marco de otras experiencias extranjeras que se trasladan al país, y que encarnan tanto la violencia tupamara como la violencia militar. Esas ideologías internacionales que promueven la “privatización” del Estado en nombre de intereses corporativos, son: el foquismo; la doctrina de la seguridad nacional; los elencos tecnocráticos vinculados al poder militar y la transnacionalización financiera.
-El golpe de Estado sucede entre la primera insubordinación militar en los sucesos de febrero de 1973 y la disolución del Parlamento, en junio de 1973. Tres características, según Rama, definen la acción del régimen militar: a) Destrucción sistemática de los ámbitos que rodean al Estado; b) El establecimiento del miedo como variable de control social; c) La represión progresiva entre 1972 y 1977.
El proyecto autoritario se diseña a través del acercamiento de la clase dominante rural, los banqueros e industriales en torno a los temas de la propiedad, el orden, la reducción del poder de los sindicatos, frenar las movilizaciones y sostener la economía liberal. Si bien el Ruralismo, a fines de los años ’50, no logró crear un modelo de dominación sobre la base de la incorporación autoritaria populista, la integración se produjo, de hecho, bajo el gobierno de Jorge Pacheco Areco y la creación del colorado-ruralismo que lleva a la presidencia a Juan María Bordaberry.
En ese marco, la alianza establecida ya en 1916 en torno a la Federación Rural y la clase dominante ganadera y los grupos ideológicamente conservadores de ambos partidos con miras a detener las transformaciones económicas y sociales llegó finalmente al poder como resultado de la crisis del modelo derivado de la hiperintegración de la sociedad y la consiguiente incapacidad de cambio por las élites dirigentes.