1. La creación y crecimiento de nuevos bloques supranacionales: la UE continuó su expansión hasta su última incorporación en 2004 que elevó a 25 el número de Estados miembros. La APEC creada en 1993, congrega a los países de la región económica más dinámica del mundo. En el continente americano, NAFTA y MERCOSUR representan hitos en la creación de grupos sub-regionales característicos de la década de los 90. En concordancia con estos procesos, se incrementó el papel de las empresas transnacionales.
2. En sentido contrario a esta tendencia, se registró la fragmentación de antiguos estados multiétnicos y pluriculturales en microunidades étnicas: en los casos de la URSS y Yugoeslavia, 20 naciones nuevas surgieron de esa fragmentación. La etnia se volvió también categoría articuladora del conflicto en el continente africano donde la lucha contra fronteras artificiales fortaleció el poder militar y dio origen a luchas de violencia extrema.
En tercer lugar, algunos países de tipo continental experimentaron un vertiginoso crecimiento económico y se proyectaron como potencias de carácter global.
A estas tres condicionantes de alcance general hay que agregar una cuarta, la religión como fuerza movilizadora de la historia en un contexto signado por intereses estratégicos: el Oriente Medio. En esta región, el Islam militante y radical desplazó las antiguas corrientes secularizadoras que se habían manifestado en el panarabismo y en partidos políticos como el Baath.
Estudiaremos estas tendencias a través de dos grandes casos que corresponden a dos países que examinamos durante la clase dedicada al Tercer Mundo:
1. Yugoeslavia, donde la fragmentación sobre bases étnicas se
combinó con el nuevo papel de la religión en el enfrentamiento
entre musulmanes y cristianos ortodoxos.
2. India, potencia económica y militar situada entre el mundo árabe
y el Asia Pacífica.