Medio Siglo de Historia

EXPLICACIONES DE LA CRISIS (II)

D) Carina Perelli y Juan Rial: la caída de los mitos fundacionales y el imaginario social. En un trabajo innovador para nuestro país por la fecha en que fue escrito, en la inmediata posdictadura (1986), Juan Rial señala cuatro mitos que dieron consistencia al imaginario social del “Uruguay feliz” o del pequeño “país modelo”, que permitieron durante décadas acentuar o reproducir la realidad acríticamente:
-El mito de la medianía, es decir, el imaginario centrado en el valor de la “seguridad” propio de las clases medias, y construido a partir de la existencia y apoyo de un Estado asistencial y protector;
-El mito de la diferencia, base para la construcción de un “nosotros” o identidad diferente o superior respecto a “los otros” (europeos o latinoamericanos);
-El mito del consenso en torno al respeto a la ley y las reglas de juego como base de la estabilidad del sistema político uruguayo;
-El mito de un país de ciudadanos cultos.
A mediados de los años ’50, se genera un “contraimaginario social”, el de la crisis, cuando la realidad comenzó a contradecir grandemente el imaginario del Uruguay Batllista o Uruguay feliz.
La gestación de ese contraimaginario operó a través de un mecanismo básico: el sentimiento de pérdida de una “Edad de oro” y cómo recobrarla. Contradictoriamente, esto contribuyó a mantener los mitos fundacionales de la identidad, sólo que ahora se pusieron como meta a recuperar en el futuro.
Así, el mito de la medianía necesaria para la obtención de seguridad y el mito del consenso, de la igualdad ante la ley, aparecerán asociados al mito del mesianismo, a la idea de la salvación que nos recobrase la identidad perdida, pero esta vez a través de un Uruguay socialista.
Ante el rebajamiento del mito de la identidad excepcional o europeizante de los uruguayos, aparece una respuesta contracultural, a través de la identificación latinoamericana, la identidad con la Patria Grande y sus pueblos.
En síntesis, la aparición de un contraimaginario de crisis no implicó, contradictoriamente, la quiebra del imaginario del Uruguay feliz sino que se instaló paralelamente a éste, no buscando sustituirlo sino recobrarlo. El quiebre de los mitos fundantes será provocado por la dictadura, aunque luego, la democracia recuperada restaura, acríticamente, los mitos políticos fundacionales de la sociedad hiperintegrada, consensual, liberal y tolerante después de más de tres lustros de violencia sesentista y terrorismo de Estado en el Uruguay.