C) Ángel Rama: la “generación crítica” y las dimensiones culturales de la crisis.
-Ángel Rama se refiere al proceso de inflexión que desde el bienio
1938-1940, va inaugurando una “nueva época cultural” en el
Río de la Plata, con un centro animador en la pequeña burguesía
ilustrada que “trata de asociarse con otros sectores sociales” (60).
Recordemos que el semanario “Marcha”, ejemplo por excelencia de esta
conciencia crítica nacional, es fundado en junio de 1939. El fenómeno
no remite sólo a nombres sino a un hecho cultural: la sistematización
de una “conciencia crítica generalizada” dentro de la construcción
de un tiempo histórico nuevo.
-En el fondo, este proceso intelectual confirma el debilitamiento de las bases
infraestructurales del Uruguay batllista y la destrucción de las bases
de la sociabilidad liberal, un proceso que no se da en forma clara sino confusa,
y que los intelectuales lentamente reconocen y evidencian. Dice Rama: “Correspondió a
los intelectuales denotar (dicha crisis), primero como la crítica constructiva
que reclamaba el sistema, luego como proposición renovadora”. Pero
este proceso hubiera resultado pura especulación intelectual de no resquebrajarse
la realidad nacional a partir de 1955, tras la bonanza de la posguerra mundial
y el bienio de la guerra de Corea. Es decir, la crisis económica sensibiliza
a las clases medias y le impone determinadas demandas culturales, sobre todo
a los jóvenes. Concluye Ángel Rama al respecto: “Este proceso
de transformación, por el cual de los años de bonanza se pasa bruscamente
a la inseguridad, pueden percibirse en un cambio significativo de la cultura
nacional”. (58)
Las clases medias –a partir del nivel educativo alcanzado- se transforman
en consumidores y demandantes de material informativo, investigaciones e ideologías. “La
clase media que comienza a empobrecerse -dice Rama-, se transforma en lectora
de libros nacionales y de dramas nacionales”. De allí, entre otros
fenómenos que rompen el agotamiento de la creación y remueven el
ambiente cultural del país, acontecen: la eclosión de revistas,
el boom editorial, el avance de nuevas disciplinas del conocimiento (sociología,
economía, psicología) y la institucionalización de ámbitos
de pensamiento (Instituto de Economía, Instituto de Sociología,
CIDE, Departamentos de la Facultad de Humanidades (Psicología), la fundación
de nuevos elencos teatrales independientes y aparición de más salas
de espectáculos, editoriales, etc.
-El año 1955, en relación a los procesos literarios e intelectuales,
separa dos generaciones críticas: 1º) la generación que va
de 1938 a 1955, donde el universalismo o internacionalismo intelectualista es
lo característico y 2º) la generación que va de 1955 a 1971,
donde el nacionalismo es la tónica a partir de asumir una vieja convicción
intelectual de comienzos del siglo XX: la Patria Grande o la Patria latinoamericana
desmembrada, que se presenta renovada, como dice Rama, por un impulso revolucionario.
Entonces, “la adhesión de los intelectuales se dirigió al
ciclo de revoluciones donde se percibía la incorporación del aparato
ideológico socialista en algunas de sus formas”: la revolución
boliviana del ’52 y su política de nacionalizaciones; el intento
nacionalista de Jacobo Arbenz en Guatemala, entre 1944 y 1954; el triunfo de
la Revolución Cubana, en 1959.
-Y ese latinoamericanismo de los intelectuales, dice Rama, “no puede disociarse
del antiimperialismo, que es su otra cara”. Así sucedió a
partir del ciclo de luchas y transformaciones en la década de los años ’30
(Sandino en Nicaragua; Haya de La Torre y el APRA en Perú; la Revolución
de los Tenientes en Brasil con el ascenso de Getulio Vargas; la Guerra del Chaco,
en 1932; Lázaro Cárdenas y la nacionalización del petróleo
norteamericano en México, en 1938). A los miembros de la generación
crítica le correspondería otro tiempo donde, dice Rama, “se
acentuaría la penetración de las ideologías socialistas
en diversos pactos con el nacionalismo latinoamericano”, en un ciclo que
va desde la Revolución Boliviana (1952), pasando por la Revolución
Cubana (1959) hasta el triunfo del socialista Salvador Allende y la asunción
del gobierno de la Unidad Popular en Chile (1970).
Sentencia Ángel Rama: “Ni el Parmaso literario uruguayo, ni el sistema
valorativo, ni los principios culturales del país son los mismos luego
de estos 30 años. Se ha gestado una nueva floración intelectual”.
Contra la “conciencia crítica” y el rol activo de los intelectuales,
también reaccionará el poder autoritario y la represión.